Aura

¿Recuerdas hace cuánto que tus ojos me miraron...?

Abel Velázquez. "El Mago"
Q.E.P.D

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Se conjuga en un solemne instante de alguna frustación perdida en el soledo requinto de apacibilidad centrada en una sola cosa; tú.

Tus labios me alimentan y el deseo de verte en mi sed termina con la imaginación; pestañeando un poco y viéndote con los ojos cerrados, abiertos y pensarte entrecerrado.
La soledad atestigua su partida y parte una interrogante para siempre. ¿Serás de verdad?. Mientras dure no me molestaré en averiguarlo.
Acaricio un pedazo de cielo, recostado en una nube veo dormir a mi infancia plagada de lo que nunca sería; hasta hoy.
Y es entonces, cuando regresas, cuando ries, cuando lloras, cuando vives. Y... (no sé por qué) el cielo salpicado de algún tinte resplandeciente me recuerda a tus ojos, ojos que tampoco sé si provienen del cielo pues me hacen recordar a Dios, o del mismo infierno, por que me incitan a pecar.

Muere el tiempo con tu perfume y después de abrazarte hasta oler a ti, me hace sentir lleno, vivo, humano de nuevo. Al compás de la música que aún no aprendo a dansar, se llena de impaciencia mi linea atestiguada del vitalicio acomodado. Con sabor a caramelo, a besos y a sueños regresas atestada de mis anhelos y desventuras, con causas, efectos, jardines, flores e incluso, sepulturas.

La fuerza contenida se desvela en el ensueño ataviado de bruma, cétiros y otras cosas que aún no puedo o no quiero comprender.
Se algomera en las gotas de sudor que resbalan hacia el tiempo que me falta o que tal vez me sobra. Cierro los ojos y una mueca abstracta se entretiene en los segundos que van corriendo y por más que quiero no termino. ¿Anhelos?.¿Frustraciones?. Un poco de ambos, aún no defino lo que soy y te pido una disculpa si no logro saber quién soy pero si quien eres, a menudo me sucede la melancolía perdida en errores encontrados y bueno, que le vamos a hacer, a menudo las madrugadas son asi; salpicadas de estrellas, sueños, deseos y aire taciturno.

¿Por que soy esto?, por que soy la bienvenida a mi espacio, a mi tiempo, a mi mente y a mi corazón. Se escapará alguna lagrima, alguna risa, aquel beso que quedó impregnado de tu aroma en una noche de otoño, plagada de faroles medio encendidos que se quedaron esperando en ese muro de piedra; el único testigo del inicio de mi amor por ti. No suelo decir amor, y es más que inminente que no me cuesta trabajo sentirlo pero si vivirlo y un te amo dicho por los labios ajenos siempre causa un hilo de azúcar y hiel en el pensamiento, que concluye en una lágrima.

No te pido que me entiendas, sólo te pido que me inventes, que me esculpas en alguna piedra labrada de un sueño y que hagas de mi el rayo del sol que alumbra la mitad de tu faz íntima en el coraje de la tinta que se derrama para volver a amanecer no mejor, ni peor; solo siendo tú.

Nace un milagro descontinuado y espero que entiendas que mi calor no tiene luz propia, ese calor, algo atrasado, algo desganado, pero que se queda tuyo, hasta el resto de tu existencia, por que me gustaría sobrevivir junto con tus mas recónditos sueños. Es reconfortante decirte todo esto, aunque no pueda ver más que tus ojos releyendo entre líneas, recordando en el olvido y gélidamente atrapado en las fribras del papel que recorren mis manos con suavidad esperando que en tu sonrisa primera las recibas con el afán y el ímpetu que tanto te escribo.